Comer tres o más porciones de arándanos y fresas a la semana reduce hasta en un tercio el riesgo en mujeres de sufrir un ataque al corazón, según una investigación publicada en la revista Circulation.
La investigación, liderada por la Escuela de Salud Pública de Harvard (Estados Unidos), ha analizado datos de 93.600 mujeres, correspondientes a un periodo de 18 años. Los autores atribuyen el efecto protector de los frutos rojos a su elevado contenido en antocianinas. Estudios anteriores habían demostrado que estas moléculas ayudan a proteger el endotelio –la pared interior de las arterias, allí donde se originan los infartos– y a controlar la tensión arterial.
La nueva investigación se ha centrado en las fresas y los arándanos por ser los frutos rojos de mayor consumo en Estados Unidos, si bien las cerezas, moras, frambuesas, grosellas, uvas negras e incluso las naranjas y berenjenas también contienen antocianinas. A ello se debe, de hecho, el tono rojizo, violáceo o azulado de la pigmentación.
Los investigadores han observado que las mujeres cuya dieta incluye fresas y arándanos llevan, en general, una vida saludable: no fuman, practican deporte y no basan su alimentación en grasas animales. El análisis estadístico de los datos, no obstante, ha revelado que el efecto de los frutos rojos es independiente de dichos hábitos. O lo que es lo mismo: entre dos personas que lleven una vida igual de saludable, aquella que añada frutos rojos en su dieta correrá un riesgo de infarto un 32% menor que aquella que no los coma.
La investigación se ha basado en el 'II Nurses Health Study', para el que 116.430 mujeres aportaron datos sobre sus hábitos y la evolución de su salud desde 1989. El análisis se restringió a mujeres entre 25 y 42 años al principio del estudio, al ser éste “un grupo de población sobre el que se habían hecho muy pocas investigaciones de prevención cardiovascular”, ha explicado a La Vanguardia Aedin Cassidy, de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), y coautora de la investigación. "Hemos demostrado que, incluso a una edad temprana, es importante comer frutas y vegetales para reducir el riesgo de un ataque cardíaco más adelante."
La nueva investigación se ha centrado en las fresas y los arándanos por ser los frutos rojos de mayor consumo en Estados Unidos, si bien las cerezas, moras, frambuesas, grosellas, uvas negras e incluso las naranjas y berenjenas también contienen antocianinas. A ello se debe, de hecho, el tono rojizo, violáceo o azulado de la pigmentación.
Los investigadores han observado que las mujeres cuya dieta incluye fresas y arándanos llevan, en general, una vida saludable: no fuman, practican deporte y no basan su alimentación en grasas animales. El análisis estadístico de los datos, no obstante, ha revelado que el efecto de los frutos rojos es independiente de dichos hábitos. O lo que es lo mismo: entre dos personas que lleven una vida igual de saludable, aquella que añada frutos rojos en su dieta correrá un riesgo de infarto un 32% menor que aquella que no los coma.
La investigación se ha basado en el 'II Nurses Health Study', para el que 116.430 mujeres aportaron datos sobre sus hábitos y la evolución de su salud desde 1989. El análisis se restringió a mujeres entre 25 y 42 años al principio del estudio, al ser éste “un grupo de población sobre el que se habían hecho muy pocas investigaciones de prevención cardiovascular”, ha explicado a La Vanguardia Aedin Cassidy, de la Universidad de East Anglia (Reino Unido), y coautora de la investigación. "Hemos demostrado que, incluso a una edad temprana, es importante comer frutas y vegetales para reducir el riesgo de un ataque cardíaco más adelante."